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Cómo Vasilisa se hizo sabia

Dobrynya cabalgaba a lo largo de la tierra, protegiendo gente de enemigos. Su escudo ardiente estaba en sus manos, así las flechas no eran peligrosas para Dobrynya. Su espada, forjada de una forma increíble y templada no por un simple fuego, colgaba en su cintura. Dobrynya, por sí sólo, podía derrotar a un ejército. Cuando él enfrentaba a aquellos que decidían hacer el mal a aldeas y pueblos, el temor surgía entre ellos.

Si Dobrynya elevaba su escudo ardiente — las flechas no volaban hacia él. Si Dobrynya desenfundaba su espada brillante — ninguna fuerza podía igualarle.

El caballo bajo Dobrynya también era Heroico: este caballo seguía al jinete sin el uso de riendas, entendía cada pensamiento, y sentía el Poder de la Madre Tierra con cada paso.

Cuando Dobrynya cabalgaba por bosques espesos y campos despejados — su corazón alegraba todo alrededor: a los animales de gran pelaje del bosque, a los pájaros libres, a la hierba espesa… Pero cuando cabalgaba por donde vivía la gente — él se entristecía…

Dobrynya llegó a una aldea, cuya gente le llamo para que les defendiera. Él vio casas bien construidas y adineradas, cercas altas cubiertas de postes. Detrás de estas, perros enojados estaban sentados y encadenados, ladrando y aullando. Esta gente se había convertido como en gente peleadora… Nadie salió a conocer al Héroe, a recibirle con pan y sal, o a invitarle a pasar la noche después de un largo camino. La gente solo señalaba con sus manos dónde se encontraba el ejército enemigo…

Dobrynya se entristeció, pensando: ¿Cómo protegerte a Ti, la Madre Tierra, si Tus hijos reciben a un Héroe de esta manera? Ellos ni siquiera le dieron un sorbo de agua de manantial… ¡Pero bueno, tendré que acostumbrarme yo mismo a esto!

Así que se dirigió a un campo abierto para dormir y prepararse a sí mismo para la batalla.

De repente, como de la nada, una pequeña niña se acercó a Dobrynya. Su cuerpo era muy pequeño y enclenque. Era sorprendente cómo retenía el alma. Ella vestía una camisa vieja con parches. Sus dos trenzas sobresalían a los lados como colas de ratón. Su nariz estaba cubierta de pecas. Sus ojos eran amables: luces doradas ardían en ellos, y si la niña sonreía — estos comenzaban a brillar.

Ella se inclinó respetuosamente hasta el suelo ante Dobrynya y le dio un poco de agua de manantial en un cucharón y algunas fresas en su palma.

Dobrynya tomó estos regalos y le agradeció cálidamente por los frutos perfumados, por el agua pura, por el bien y por el cariño.

—¿Cómo debería llamarte dulce? — él preguntó.

—Vasilisa-huérfana —contestó la niña, sintiéndose contenta con el reconocimiento.

—¿Pero por qué nadie te llevó a su casa?

—Me llevaron para que fuera una trabajadora, pero no pude arreglármelas — Vasilisa contestó.

Dobrynya partió un poco de pan para Vasilisa y le explicó la naturaleza de su magia. Entonces le dijo:

—Vete de esta aldea, Vasilisa. Habrá aquí una batalla. Ve a donde el sol se eleva en la mañana. Ahí encontrarás gente bondadosa.

… A la mañana siguiente Dobrynya fue a un campo despejado y vio a un ejército extranjero… Sin embargo se sintió confundido, pensando: ¿Es la gente de la aldea mejor que sus enemigos? Ellos viven una vida confortable pero ni siquiera dan cobijo a una huérfana…

Dobrynya cabalgaba para enfrentar a las huestes…

Dobrynya cabalgaba, pero no levantaba su escudo ardiente…

Dobrynya cabalgaba, pero no desenfundada su espada…

Las flechas enemigas ya comenzaban a volar…

Pero Dobrynya sigió cabalgando sin levantar su escudo ardiente…

Él cabalgaba sin desenfundar su espada…

La sangre comenzaba ya a fluir sobre la hierba desde las heridas de Dobrynya…

Pero él siguió cabalgando sin levantar su escudo ardiente…

Él cabalgaba sin desenfundar su espada…

Los enemigos se asustaron y huyeron de este guerrero que no se le podía matar…

… Y Dobrynya cayó al suelo. Sangre fluía de su cuerpo… Pero la muerte no se lo llevó…

Él cayó en estado inconsciente, y vio delante de él al Gran Sol Brillante, y oyó dentro de su propio gran corazón la tierna Voz de Dios Padre:

—¿Por qué tú, Dobrynya, decidiste abandonar tu servicio? ¿Por qué tú bajaste tu escudo ardiente que Yo templé? ¿Por qué tú abandonaste la espada que Yo te di?

»Si todo en la Tierra estaba en orden, si la gente estaba viviendo en amor y ternura, ¿Acaso Te hubiera enviado a realizar tu servicio Heroico? ¡Vuelve! Lleva a cabo tu deber: ¡Yo te di el poder y entendimiento para ese preciso propósito!

Mientras Dios Padre decía estas estrictas palabras, Él estaba abrazando a Dobrynya con Amor y Ternura al mismo tiempo.

Dobrynya abrió sus ojos y vio a Vasilisa parada sobre él y lavando sus heridas con agua viva. Y al lado de ella, su Heroico caballo se erguía.

Sus heridas se cerraron, como si estas nunca existieron.

Y Vasilisa le dijo:

—¡Llévame, Dobrynya, contigo! ¡Tú no puedes prescindir de mis cuidados!

Dobrynya sentó a Vasilisa en su caballo frente a él — y cabalgaron.

Cabalgaron a través de la aldea donde Vasilisa vivía. La gente estaba contenta por lo que Dobrynya había hecho pero no le agradecieron. Solo los chicos corrieron a las calles y empezaron a gritar:

—¡Danos tu fuerza Héroe! ¡Danos! ¡Danos! ¡Danos!

Dobrynya decidió jugar con estos chicos. Él desmontó y le dio las riendas a Vasilisa. Se quitó su cinturón y dijo:

—¡Bien, juguemos al «tira y afloja»! Yo tengo este cinturón mágico. Hay gran poder en este. ¡El que se lo ponga — tendrá cien veces más poder! Halemos el cinturón: aquel que gane recibirá el cinturón con todo su poder mágico.

—Eres astuto: ¡no podemos competir contigo! ¡Estás tratando de engañarnos! — Los chicos le contestaron.

—Bien, solo tiraré de este con mi dedo pequeño entonces…

—¡Muy bien! — Los chicos accedieron.

Cada uno de ellos trató de tirar, pero nadie era más fuerte que el pequeño dedo de Dobrynya.

Dobrynya entonces dijo:

—¡Tiren de este todos juntos!

Todos los chicos agarraron el cinturón y tiraron. En ese momento Dobrynya lo soltó secretamente — y los chicos ganaron. Entonces ellos comenzaron a pelear acerca de quién sería el dueño del cinturón y el más fuerte de ellos.

Dobrynya dijo:

—¡Así nada bueno resultará! Ustedes ganaron el cinturón juntos — entonces su poder será suyo solo cuando ustedes hagan todo juntos. Si uno de ustedes debe ayudar a su padre a cortar madera — todos ustedes deberán ayudar. En este caso, el trabajo será completado en un momento. Cuando uno de ustedes deba ayudar a su padre a reparar el techo — háganlo todos juntos también. ¡De esta forma, ustedes aumentarán su fuerza en conjunto! ¡Y cuando todos ustedes crezcan hasta la edad de un Héroe — cada uno tendrá un poder tal, como el que todos ustedes tienen juntos!

Los chicos agradecieron a Dobrynya, y él les dijo el precepto más importante:

—¡Este cinturón está lleno con el poder que puede ser dirigido para buenos propósitos únicamente! Así que si alguien trata de usarlo para un propósito malvado, el poder dejará el cinturón y nunca volverá…

Los chicos comenzaron a pensar cómo deberían vivir de ahora en más… Ellos gradualmente empezaron a aprender bondad y amistad. Ellos empezaron a trabajar juntos y a acumular el poder Heroico…

… Dobrynya con Vasilisa cabalgaron aún más.

Durante el día Vasilisa se sentaba en frente de él, y Dobrynya le narraba cuentos y le mostraba todo alrededor. Durante las noches, ella se escondía dentro del impermeable de Dobrynya, le abrazaba con sus brazos y dormía. Cuando el enemigo se les acercaba, Dobrynya sentaba a Vasilisa en un árbol alto y libraba la batalla solo.

Si Dobrynya tan solo dirigía su espada hacia los enemigos, aquellos que planearon el mal — un robo, asesinato o ataque — temblaban con miedo y escapaban. El escudo reflejaba el deseo de hacer daño de los enemigos de vuelta hacia ellos. Y la espada brillaba con gran pureza y nunca se manchaba de sangre. Había gran poder en ella: el poder del Amor, que está más allá del poder de la muerte. Este poder fue recibido de Dios Padre.

Sin embargo, era inconveniente para Dobrynya realizar su servicio Heroico con Vasilisa. Era por esto que él buscaba una casa donde ella pudiera crecer y volverse bella y sabia.

Una vez, ellos vieron una buena y bien-construida casa con un campo cerca bien-cuidado. La tierra en ese lugar daba muchas frutas, y las manzanas doblaban las ramas de los manzanos hasta el suelo. En esa casa vivían tres hermanos: Mikula, Jaroslav, Iván y su hermana María, la Maestra de arte.

María, la Maestra de arte salió para recibir a los visitantes. Ella era hermosa: majestuosa, rubicunda. Ella tenía trenzas gruesas marrón-claro. Sus manos eran fuertes pero suaves; ¡sus ojos eran como si el cielo entero se hubiera reflejado en ellos en un día claro! María, la Maestra de arte se inclinó con respeto ante Dobrynya y le llamó al aposento. Ella estaba feliz de recibir al Héroe y mostrarle su belleza…

—¿Dónde tú, Héroe maravilloso, encontraste a esta antiestética compañera? —preguntó ella.

Pero Vasilisa no viajó con Dobrynya en vano: ella aprendió a encontrarse con palabras hostiles sin ofenderse.

Dobrynya puso su mano en el hombro de Vasilisa. Ellos sonrieron, hicieron una reverencia hasta el suelo ante los dueños, y pasaron al aposento.

Dobrynya comenzó a presentar unos regalos para los anfitriones.

Él entregó el primer regalo a María, la Maestra de arte:

—Este es un espejo mágico. Un alma humana en toda su belleza se refleja en él. ¿Te gustaría tomarlo?

María, la Maestra de arte tomó el espejo con alegría, se miró en este para admirar su propia belleza… — pero repentinamente se enrojeció de vergüenza… Lágrimas humedecían sus ojos…

—¿Te quedarías con este regalo para ti misma? —preguntó Dobrynya y ojeó a María, la Maestra de arte.

—Lo conservaré… ¡Gracias, Dobrynya! ¡Y especialmente gracias a ti, Vasilisa! ¡Perdóname, irrazonable y arrogante, por las palabras hostiles! ¡Vive en nuestra casa! ¡Yo seré una hermana bondadosa para ti! Y el espejo mágico nos servirá a ambas: ¡tú, también te mirarás algunas veces en él y crecerás aún más bella de lo que soy yo! ¡Te enseñaré a hornear pan, tejer ropa, y bordar con destreza!

Dobrynya sonrió. ¡El primer regalo resultó ser bueno!

Los hermanos también tomaron sus regalos:

—Estos son, el arado que ayuda a producir muchos granos, el hacha que ayuda a construir bellas casas, y la flauta que despierta y estimula corazones. ¡Escojan cada uno el que les guste!

Mikula, el hermano mayor, eligió el arado. Él agradeció a Dobrynya:

—¡Tu regalo me es agradable, Dobrynya! ¡Yo cultivaré trigo, hornearé pan y alimentaré a la gente! ¡Y este arado jamás se desafilará!

Jaroslav, el hermano del medio, escogió el hacha. Él agradeció a Dobrynya:

—¡Me gusta tu regalo, Dobrynya! ¡Yo construiré buenas y hermosas casas para la prosperidad de las personas!

Iván, el hermano menor, escogió la flauta despertadora de corazones. Él agradeció a Dobrynya, acto seguido llevó la flauta a sus labios y comenzó a tocar… Música maravillosa empezó a fluir. Era como el correr de agua de manantial, como la apertura de hojas verdes, como el florecimiento de flores fragrantes… ¡Si la gente escuchaba esta música durante su trabajo, este trabajo se volvía alegre! ¡Si esta flauta era tocada en un día feriado — la felicidad venía! Si un desacuerdo aparecía, la flauta comenzaba a tocar, y la gente se olvidaba por completo sobre la causa de la disputa y sobre el cómo enojarse…

¡Vasilisa se regocijó con esta música, comenzó a bailar, y las chispas doradas en sus ojos comenzaron a brillar con luz brillante!

—Gracias Dobrynya, por el regalo principal: por nuestra nueva hermana menor —dijeron Mary y sus hermanos.

Aquí Dobrynya comenzó a despedirse:

—Bueno, ahora, Vasilisa, ¡escucha mis instrucciones! ¡Si tú puedes cumplirlas — te volverás no solo bella sino también sabia! ¡Te doy la tarea de observar que el arado no se desafile, que el hacha no yazga ocioso, y la flauta, despertando las almas, no se vuelva silenciosa! ¡Y si uno de tus hermanos se olvida de estas instrucciones, tú y Mary inmediatamente tráiganle el espejo mágico que refleja el alma, así él se verá a sí mismo y quedará avergonzado!

Vasilisa dijo:

—¡Permitan, mis buenos hermanos y mi afectuosa hermana, acompañar a Dobrynya en su camino a las afueras.

—¡Acompáñalo y vuelve a casa rápidamente! —respondieron ellos.

Dobrynya tomó la mano de Vasilisa y comenzaron a caminar a paso lento. Vasilisa comenzó a hacerle preguntas:

—Dime, Dobrynya, cómo ese espejo mágico se volvió mágico.

—¡Si uno está listo para ver el reflejo de su propia-alma en su verdadera apariencia, entonces todo espejo se hace mágico!

—Dime, Dobrynya, cómo ese arado se volvió mágico.

—¡El arado encontró manos bondadosas y un corazón ardiente — y así se llenó con el mágico poder para el buen trabajo!

—¿Y lo mismo con el hacha, no? ¿Y lo mismo con la flauta que canta la canción de la bella alma del cantante?

—Sí. Tú eres lista, Vasilisa: ¡entendiste el secreto de esta magia! ¡Ahora tú, creciendo, ayuda a la gente con tus hermanos y Mary! ¡Dale a la gente regalos mágicos y despierta las almas de su sueño!

Dobrynya abrazó a Vasilisa, y ella corrió a casa felizmente. ¡Él la siguió con sus ojos y vio que ella crecería, volviéndose sabia y bella, y siendo capaz de ayudar a la gente grandemente!

… Dobrynya cabalgó aún más.

Dobrynya cabalgaba a lo largo de la tierra, protegiendo gente de enemigos. Su escudo ardiente estaba en sus manos, así las flechas no eran peligrosas para Dobrynya. Su espada, forjada de una forma increíble y templada no por un simple fuego, colgaba en su cintura. Dobrynya, por sí sólo podía derrotar a un ejército. Cuando él enfrentaba a aquellos que decidían hacer el mal a aldeas y pueblos, el temor surgía entre ellos.

Si Dobrynya elevaba su escudo ardiente — las flechas no volaban hacia él. Si Dobrynya desenfundaba su espada brillante — ninguna fuerza podía igualarle.

El caballo bajo Dobrynya también era Heroico: este caballo seguía al jinete sin el uso de riendas, entendía cada pensamiento, y sentía el Poder de la Madre Tierra con cada paso.

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