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Parábola sobre la vida de un alma en la Palma de la Mano de Dios

Un anciano llamado Zosima vivía en un monasterio. La gente creía que él era tan puro de alma que Dios le había otorgado el don de hacer milagros. Se decía que curaciones milagrosas sucedían por su palabra, ¡que las vidas de las personas cambiaban y que las almas se transformaban! Muchas personas iban donde el anciano padre con sus pedidos…

* * *

En cierta oportunidad un hombre llegó a la pequeña ciudad en donde se encontraba el monasterio a través de un camino resquebrajado y polvoriento, típico de la tierra Rusa.

No era joven ni viejo. Tenía un cuerpo fuerte y una estatura muy superior a la media. Una extraordinaria fuerza podía advertirse en su cuerpo, pero la inquietud y el quebrantamiento del alma eran evidentes para los ojos sensibles.

… Un mendigo estaba sentado en una pila de trapos sucios cerca del camino.

El hombre le preguntó dónde podía alquilar una habitación o encontrar una posada y le dio un rublo, una gran cantidad de dinero para la época.

¡El mendigo vio el rublo y cambió repentinamente, como si momentáneamente algo se hubiera despertado en él debido a la sorpresa! Dijo:

—¡Sería mejor si buscaras a Aksinya! En la posada hay peleas de borrachos, alboroto… Pero los que vienen a ver al padre Zosima generalmente se quedan en la casa de ella.

»¡Aksinya es una buena mujer! Cuando estoy sobrio le pido sopa, ¡y me la da! Su sopa es deliciosa, aunque siempre magra…

—Espera, ¿de qué padre hablas? No vine a ver a ningún padre… Uh, ¡en verdad no importa! ¡Todo me da igual! Entonces, ¿cómo encuentro a esta mujer Aksinya?

—¡Ve allá! ¡Y dile que Nicodemo te envía!

Habiendo dicho esto, el mendigo empezó a pensar sobre el rublo, el vodka y muchos bocadillos…

* * *

El viajero llegó a la casa de Aksinya y golpeó.

Una mujer de mediana edad y ligeramente rechoncha le abrió. Su rostro estaba encendido con la calma y la bondad que venían desde el interior. Ella miró al viajero con ternura, como si se encontrara con un viejo amigo al que estaba esperando.

—¿Puedo alquilar una habitación, Aksinya? Me dijeron que alquilas habitaciones…

—¿Por qué no? ¡Una buena persona siempre es bienvenida!

—¿Por qué piensas, Aksinya, que soy una buena persona? Qué si soy todo lo opuesto —dijo el viajero con cierto sarcasmo y una profunda amargura.

—Bueno, si no eres bueno, entonces al menos dime cómo debo llamarte —dijo la anfitriona sin manifestar temor alguno y en un tono de broma.

—Puede decirme Nicolás.

El viajero llamado Nicolás examinó la limpia y sobriamente amoblada habitación. Pagó la renta de una semana por adelantado, dándole a la casera el doble del dinero que le había pedido.

—¡No vaya a ver al padre Zosima el primer día! ¡Piense solo primero, en calma, el qué y el cómo! Camine por el río… Para poder escuchar sus palabras es necesario calmarse un poco.

—¿Qué tipo de sacerdote tienen ustedes aquí? No vine para verlo… ¡Yo no voy a los monasterios! ¡Dios no ayuda a las personas! ¡Mire cómo están las cosas alrededor!...

En este punto la conversación fue interrumpida: alguien golpeó la puerta y Aksinya fue a abrir.

* * *

Una mujer pálida y cansada con un niño en sus brazos entró en la casa. El niño no era pequeño y aparentemente estaba muy enfermo, era delgado y tenía cerca de cinco o seis años de edad. El niño no estaba del todo conciente, como si la habilidad de vivir en su cuerpo lo hubiera abandonado parcialmente.

La mujer lo sostenía en sus brazos con su último aliento.

«¿Por qué no hace nada? —Aksinya le preguntó a Nicolás— ¡Tome al niño!» Cuando Nicolás tomó al niño en sus manos éste gimió ligeramente y abrió los ojos. Nicolás llevó al niño a la habitación que estaba junto a la suya con mucho cuidado y cautela.

… Después de quedarse dormido, Nicolás oyó la suave voz de pecho de Aksinya y el llanto contenido de la otra mujer.

—¡Zosima los va a ayudar! —Aksinya trataba de consolarla— ¡No lo dudes! ¡Ve con él mañana por la mañana! ¡Y no te preocupes si no tienes dinero! ¡Él no acepta ningún dinero! El que quiere hacer una donación lo hace al hospital o al monasterio. ¡Aquí puedes vivir sin pagar! ¡Tengo un huésped generoso! ¡Así que todo va a encajar perfectamente!

* * *

A la mañana siguiente unas voces apuradas y el sonido de los preparativos detrás de las paredes despertaron a Nicolás.

«Qué lugar tan “tranquilo” me recomendó Nicodemo» —pensó.

Pero por alguna razón no sintió irritación. Al contrario, tenía un calor en el corazón, como en su niñez, cuando al dormirse escuchaba la voz de su madre…

Todavía estaba oscuro afuera.

Aksinya golpeó a su puerta:

—¡Discúlpeme Nicolás! ¡El niño enfermo no puede ir por sí mismo y su madre está completamente exhausta! ¿Puede acompañarlos a ver al padre?

Nicolás accedió sin dudarlo. Esta distracción de sus pensamientos opresivos le pareció inesperadamente alegre. El padre Zosima, del que tanto había oído ayer, había aguijoneado su curiosidad.

Nicolás siempre quiso ayudar a la gente. Él sentía que éste era el significado de toda su vida. Y a raíz de esto sufrió las más grandes desilusiones, fracasando en sus intentos de transformar las vidas humanas…

* * *

Estaba frío afuera.

Nicolás llevaba al niño en sus brazos. La mujer, sin aliento a causa del rápido ritmo de la caminata, estaba contándole cómo había sucedido que su hijo Ilya se había lastimado la pierna.

—¿No sería mejor ir al hospital? —preguntó Nicolás— ¡Un doctor podría examinarlo y curarlo! Dicen que aquí hay un buen hospital.

—Ya fuimos a varios doctores, gastamos mucho dinero pero ninguno pudo ayudar… Dicen que es necesario amputarle el miembro y que aún así podría ser muy tarde… ¡El padre, por otro lado, hace milagros de Dios! ¡Él ciertamente podrá sanarlo!

Luego la mujer comenzó a relatarle en detalle sus vidas y problemas…

Nicolás llevaba con mucho cuidado al niño y casi no le prestaba atención… Mientras sostenía el frágil cuerpo, en el cual quedaba apenas una pizca de vida, pensaba: «Es muy probable que este niño muera pronto… o que quede lisiado por el resto de su vida… Así que quizás sea mejor morir para él… ¿Por qué es así? ¿Por qué razón? ¿Por qué es imposible cambiar algo en esta terrible y absurda vida humana?... Yo, por ejemplo, soy un hombre adulto y fuerte que no ve ningún sentido en continuar con esta existencia. Yo viviré… pero este niño va a morir… Si solamente pudiera darle mi vida y mi fuerza para que él pueda vivir y gozar de buena salud… Pero es imposible… Entonces, ¿dónde estás Tú, “Dios Todopoderoso”? ¡¿Por qué permites esto?!...»

Llegaron al monasterio pero los monjes no querían dejarlo pasar: «¡Vuelvan mañana! El padre recibe gente mañana. ¡Hoy no pueden pasar!»

A pesar de esto Nicolás pasó confiado como si no hubieran tratado de detenerlo. Él había decidido que hoy, luego de la «audiencia con el padre santo», el podría persuadir a la madre de llevar al niño al hospital. Quizás no fuera demasiado tarde…

* * *

Nicolás caminó rápidamente a través del jardín hacia la celda monástica del anciano padre. El camino hacia la celda era claramente visible dado que estaba marcado por la huellas de las numerosas personas que venían a ver al padre.

Nicolás entró a la celda decididamente junto con el niño. La madre los seguía.

Zosima no era un viejo decrépito, tal y como Nicolás se lo imaginaba.

Al contrario, era un hombre delgado, lleno de una paz peculiar. Sólo su pelo y su barba eran completamente blancos. Pero sus ojos…

Sólo por un momento Nicolás miró sus ojos y se dio cuenta de que nunca había visto unos ojos así antes… Irradiaban una luz cálida y callada, una confianza especial, fuerza, paz y bondad.

La madre del niño se arrodilló y empezó a contar la historia acerca de la desgracia de su hijo. Ella estaba llorando y rogándole que sanara al niño…

El anciano padre la interrumpió:

—¿Tu nombre es Alejandra? ¡Ve a la capilla y ora, querida!

Ella se calló sorprendida, hizo una reverencia y se fue mansamente.

Nicolás puso al niño en una ancha banca que estaba cerca de la pared y, queriendo irse también, hizo una reverencia sin persignarse…

—¡Ayúdeme, Nicolás! —dijo el anciano— ¿Realmente quiere que Ilya se reponga?

—Sí —dijo Nicolás sin tener tiempo de preguntarse qué era lo que estaba pasando. Recordó lo que estaba pensando camino al monasterio mientras cargaba al niño…

—Venga aquí.

El anciano puso las manos de Nicolás en el cuerpo del niño: una en su pecho y la otra en su pierna herida. Zosima no quitó sus manos…

… Pero lo que sucedió después de eso, Nicolás no pudo comprenderlo por un largo tiempo…

Él, junto con todo lo que había alrededor se sumergió en la Luz. Era una Luz pura, blanco-dorada como la luz del sol de la mañana… Nicolás vio cómo se movían suavemente los flujos de esta Luz… Luego le pareció desvanecerse como si se hubiera quedado dormido…

* * *

Cuando Nicolás volvió en sí mismo estaba sentado en una esquina de la celda y el padre Zosima estaba hablando con la madre del niño. El niño no estaba…

—Eres una viuda, dices… —le preguntó el padre.

—Sí, viuda hace casi cinco años… ¡Rezaré por usted por el resto de mi vida! ¡Y le enseñaré a Ilya a rezar por usted, nuestro salvador!...

—¡Qué está diciendo!... ¡No soy yo sino Dios Quien lo sanó!

—¡Voy a rezar a Dios!... ¡Le voy a agradecer!

—Eso es bueno, ¡agradecer!...

»Voy a enseñarle cómo expresar su gratitud. Aquí tiene una pequeña nota mía. Vaya al hospital y vea al Doctor Fyodor y dígale que yo le pedí a usted que trabajara tres meses como enfermera con pacientes graves. Él le pagará por esto y eso los ayudará a usted y a Ilya a volver a casa.

—¡Gracias!...

—¡Espere, no he terminado! ¡Escúcheme! Hay un hombre llamado Gregorio en el hospital. Ha pasado por una operación difícil. Han salvado la vida de su cuerpo pero ha perdido su pierna. Él no quiere ser un inválido. Ya ha tratado de quitarse la vida… ¡Si logra sanar esta alma, esa será su primera expresión de gratitud para con Dios! Y su hijo la ayudará. A veces sucede que cuando los pacientes ven niños recobran las esperanzas de una vida feliz…

»¡Ahora váyase!...

»¡Ven aquí Ilya! —dijo Zosima.

… Lo que Nicolás vio después lo maravilló más que todo lo anterior: el niño, curado, no caminaba, sino que corría hacia la celda desde el jardín del monasterio. ¡Había cambiado de una manera increíble!

¡El niño no sólo podía caminar! ¡Sino que parecía que había vuelto de entre los muertos! ¡Estaba lleno de vida real, pura y alegre! Esto raramente se podía ver incluso entre las personas saludables… ¡La dicha y la luz brillaban desde el interior de su cuerpo! ¡Esa Luz pura y radiante que Nicolás había visto durante la sanación, estaba ahora en el cuerpo del niño!

—¡Mami, mami, estoy completamente sano ahora! ¡Y mi pierna ya no me duele más! ¡Hasta puedo correr!

Ambos saludaron al anciano con gratitud y se fueron…

* * *

El padre Zosima se paró en la puerta de su celda y los siguió con los ojos.

Con afecto y con el Poder de Dios él vio lo que les deparaba el futuro. Él vio… al hombre llamado Gregorio acostado inmóvil en su cama… mirando sin ver con los ojos llenos de dolor y desesperación… Zosima vio a Alejandra, la madre de Ilya, susurrando palabras gentiles a Gregorio. Zosima vio como el pequeño Ilya corría en el hospital buscando a su madre y cómo el amor se encendía en el corazón del niño al hacerse realidad su más grande sueño:

—¡Mami, mami! ¡Encontraste a nuestro papi! —dijo Ilya con alegría y abrazó a Gregorio con estas palabras… Gregorio abrazó con lágrimas al pequeño… El amor y la esperanza regresaron a estas almas y las sanaron…

Zosima vio a tres personas felices saliendo del hospital. Estaban sanos a pesar de que el hombre caminaba con muletas. Las personas los miraban por las ventanas deseándoles felicidad…

—¡Que así sea, oh Dios! ¡Que todo sea según Tu Voluntad!... ¡Los corazones llenos de amor cumplirán Tu Voluntad!... —susurró Zosima.

* * *

Nicolás y el padre permanecieron solos en la celda.

—¿Qué tan seguido hace estos milagros? —preguntó asombrado Nicolás sin comprender del todo lo que había sucedido.

—Estas cosas suceden muy raramente… Sin embrago, ¡no fui sólo yo, sino que ambos, en Unión con la Voluntad de Dios, sanamos a Ilya! ¡Es evidente que para ti también era necesario, de manera que la grandeza del Poder de Dios se pudiera revelar ante ti!

»¡Ahora vete! Piensa acerca de lo que quieres pedir y por qué ya no le encuentras sentido a tu vida… ¡Piensa y luego regresa! ¡Ven mañana si lo deseas! ¡Vamos a hablar! ¡Vas a poder hacer lo que siempre soñaste hacer por la gente! ¡Y lo harás no sólo con tus fuerzas sino en unión con el Poder de Dios!

»Ahora vete, estoy cansado —dijo Zosima en voz baja…

* * *

Regresando de lo del padre, Nicolás reflexionaba acerca de lo que había pasado. Todo había cambiado de una manera increíble… La muerte, que antes le parecía la forma de escapar al callejón sin salida de la futilidad e impotencia de la vida, repentinamente dio un paso atrás — y la vastedad, desconocida para él, se abrió…

Ahora él debía entender y aclararse cómo seguir viviendo…

La falta de fe en la existencia de Dios, la cual se había arraigado en él durante su difícil vida, había sido, aparentemente, aplastada con facilidad por el anciano padre…

Pero la fe no había llenado el espacio vacío aún, dado que Nicolás no añoraba la fe sino la claridad del entendimiento y la totalidad del conocimiento.

Todas las preguntas que lo habían acosado durante toda su búsqueda espiritual surgieron ante él nuevamente.

Eran preguntas que él había rechazado como «preguntas sin respuesta».

Había rechazado todas estas preguntas junto con la fe en la existencia de Dios.

… En aquellos tiempos él había decidido buscar los medios para ayudar a las personas a ser felices por sí mismas —sin Dios… Muchas de sus iniciativas fallaron completamente… Y muchos de sus amigos lo traicionaron… Y muchas de sus ideas brillantes fueron pervertidas por sus antiguos compañeros y utilizadas para fines malignos…

Toda su actividad anterior había ayudado a mucha gente pero también había traído tristeza y destrucción a muchas otras…

… Los pensamientos de Nicolás volvieron al milagro de la sanación y a aquella Luz que él mismo había visto. «Bueno, ¿esto puede significar que existe un poder real capaz de cambiar los destinos humanos? ¿Es esto Dios?»

Se dio cuenta de que debía visitar al padre otra vez al día siguiente.

* * *

Nicolás se dirigía a pie hacia el monasterio siendo oprimido aún por dudas y pensamientos. «¿Qué es lo que estoy buscando? ¿Qué cambió ayer cuando vi la Luz Brillante unida con el anciano al sanar al niño?... ¿Qué quiero? ¿Confesarme? ¿Alivianar mi corazón? ¿O quiero obtener la “fe en Cristo”? ¿O plantear mis preguntas? ¿O quizás encontrar el significado de mi vida? Como sea quizás este anciano realmente sepa la Verdad en virtud de la cual vale la pena vivir en la Tierra…»

Acercándose al monasterio, Nicolás escuchó por casualidad una conversación entre una madre y su hija al regresar de ver al padre.

La madre era una mujer con un cuerpo grande y gordo, evidentemente adinerada.

Ella gritó furiosa:

—¡Cómo no está avergonzado de seducir a las personas con sus curaciones y milagros! ¡Él no puede hacer nada! ¡Por aquí sólo hay engaño!

—¡No te preocupes mami! —la hija trataba de calmarla. La niña sostenía su brazo izquierdo, que estaba parcialmente paralizado, con su brazo derecho.

—¡Yo te dije mami que todo esto era una tontería, un cuento de hadas para los niños y los tontos!

»¡Pero no me creías!

A pesar de los esfuerzos de su hija, la madre no lograba calmarse y continuó hablando llena de agitación:

—¡¿Cómo puede inventar algo así?! ¡Se supone que cada mañana debes amasar pan usando tu brazo paralizado, luego cocinarlo y dárselo a los pobres! ¡Y así por tres años! ¡¿Qué clase de santo es?! ¡Qué gran embaucador! ¡Me sorprende que haya tontos acudiendo a él por consejo!

—¡Bueno mamá, cálmate, cálmate!... —la hija trataba de tranquilizarla.

… Nicolás oyó sus voces perdiéndose en la distancia…

Luego se sentó por un largo tiempo entre las personas que esperaban para ser recibidos por el padre, examinando las caras de los que salían…

… Cuando ya no quedaba nadie más entró en la celda.

Zosima lo estaba esperando y, al verlo entrar, se alegró como si hubiera llegado un amigo cercano o su hijo y no un viajero accidental que no había creído en la existencia de Dios durante la mitad de su vida.

* * *

—¿Has venido?

—Sí…

—¿Y para qué?

—No sé… Quizás sólo necesito hablar… O quizás entender cómo vives y con qué propósito… ¿Para qué haces tus milagros?

—¡No soy yo el que hace los milagros! Es Dios Quien maneja todos los asuntos, a pesar de que el hombre también participa…

—No lograste sanar a la niña con el brazo paralizado, ¿verdad?

—No, no pude —dijo Zosima con un toque de tristeza.

Nicolás aclaró:

—Pero si hubiera aceptado amasar por tres años, ¿se hubiera curado?

—Depende de cómo lo hubiera hecho… Si su corazón espiritual se hubiera despertado al darle pan a los niños hambrientos, si hubiera empezado a pensar sobre cómo mitigar el sufrimiento humano al amasar, y no sobre cómo sanar su brazo paralizado, ¡en ese caso se curaría! ¡Las manos que hacen el bien y dan lo bueno siempre se curan!

Nicolás dijo:

—Pero yo, con mis propias manos y con mis pensamientos, he trabajado toda mi vida tratando de hacer el bien… Y he llegado al punto en el que comienzo a pensar que sería mejor que abandonara esta vida completamente en vez de vivir siendo consciente de mi propia impotencia de cambiar para mejor algo en ella…

—¿Tú piensas, Zosima, que el niño que sanaste va a ser feliz o va a envejecer y terminar su viaje terrenal entre pecados y vicios como todos? ¿Por qué lo habrías sanado entonces?

—¡Lo sané para el futuro, para el amor! Y cómo será el futuro — eso depende de muchas cosas…

»Tú, por ejemplo, cuando eras pequeño amabas mucho a Dios… ¡y cuando eras un joven también tenías un corazón puro!

—Sí, yo amaba y creía… ¡Creía pero perdí la fe!... Fue hace mucho tiempo. Creía fervientemente y rezaba fervientemente… ¡Pero Dios no contestaba mis plegarias!...

»¡Más tarde vi las aflicciones humanas y el sufrimiento y me convencí de que el bondadoso, todopoderoso y misericordioso Dios no crearía este infierno en la Tierra para Sus niños! Y decidí que yo, por mí mismo, debía hacer por las personas todo lo que estuviera a mi alcance… Sin embargo, no resultó como planeaba…

—Puedo ver muchas cosas que te ocurrieron… Has vivido como si estuvieras en un bote moviéndote contra la corriente de un río. Trabajaste duro, tratando de llegar al océano pero sólo llegaste a la pequeña fuente desde dónde el río emana…

»Sin embargo, no has trabajado en vano: ¡tu fuerza se ha desarrollado! ¡Y tus habilidades se han desarrollado también, has aprendido mucho! Ahora puedes dirigir tu bote en la dirección correcta. Todo el poder del río va a ayudarte. ¿Lo quieres así?

—No sé lo que quiero… Probablemente por esto acudí a usted… ¿Puede sanarme de la incredulidad, la falta de propósito y el vacío del alma?

—¡Pero Dios ya te ha sanado de tu incredulidad! ¡Si no, no hubieras regresado aquí!

»Puedo enseñarte, si quieres, a desarrollar el amor por Dios y el silencio en tu corazón espiritual.

—¡Primero explíqueme por qué volví aquí para verlo!

—¡Para aprender a hacer el trabajo para Dios junto con Dios y con el entendimiento en vez de hacerlo como tu mente quiere!

—Dígame otra cosa: ¿usted, en qué cree?

—Yo creo en el Único y Todopoderoso Dios Padre, el Creador de todo lo visible e invisible… Aunque te diga las palabras usuales de las plegarias, yo siempre siento a Dios en mi corazón y Su presencia es tan evidente para mí como la tuya aquí. Sin embargo, no puedo enseñar a todas las personas a hacer esto…

—¿Puedes verlo realmente?

—Lo veo y Lo escucho…

—Pero yo no Lo veo y no te creo… casi…

—¿Puedes ver ahora la casa de Aksinya, en la cual rentaste una habitación?

—No, no puedo…

—Entonces esto significa que la casa no existe, ¿verdad?...

—No, sí existe…

—Entonces, no la puedes ver ahora pero dices que existe…

»De la misma manera, tú no puedes ver a Dios y sentir Su Amor, a pesar de que Él existe.

»Cuando Jesús vivió entre las personas como un hombre ordinario, Él siempre podía conversar con el Padre Celestial y siempre podía sentir el Gran Poder que venía del Padre. ¡Y Él hizo mucho para mostrar a las personas cómo un hombre puede vivir en la Tierra! Y el mandamiento más importante que Él nos dio fue el de volvernos como Él: “Sean perfectos, como su Padre Celestial es perfecto”*. ¿Pero cuántas personas tratan de vivir así?

»Cuando un alma vive en la desesperación, la incredulidad y la ira Dios no puede ayudar a esta persona de la mejor manera, ¡porque esa persona niega el Amor Todopoderoso de Dios, Su Ayuda y Su Cuidado amoroso!

—¿Qué podemos cambiar en este mundo? ¿Por dónde empezar?

—Primero que nada, debemos enderezarnos y corregirnos a nosotros mismos: limpiar las almas, llenar el corazón espiritual con amor y dejar de vivir según nuestra voluntad para vivir según la Voluntad de Dios. ¡Sólo después seremos capaces de ayudar realmente a nuestro prójimo!

»Todos pueden hacer esto porque Dios nos da esta posibilidad.

»Y en este caso el alma asciende, iluminada por el amor del corazón, a otra vida, por más que conserve su cuerpo. El cuerpo permanece igual, las manos son las mismas; ¡pero el alma se transforma y vive como en otro mundo, en el paraíso! ¡Vive llena de amor y con el consejo de Dios acerca de todo! ¡Todo parece igual alrededor pero la vida de esa persona es completamente diferente ahora!

»Tú querías, diciendo discursos incontrolables y con controversias, echarme encima en una confesión todos tus pensamientos calientes y tus dudas pesadas, ¿no? Pensaste que eso te haría sentir mejor, ¿verdad?

»¡Pero no hay paz en ti porque no has conocido el silencio del corazón!

»¡Además Dios ya sabía y ya sabe todo lo que tú querías decirme durante la confesión!

»¡Él conoce tu pasado y cada uno de tus pensamientos!

»¡Todos estamos en la Palma de Dios, por así decirlo! ¡Pero sólo cuando nos hacemos concientes de esto podemos aprovecharlo! Porque si sabemos que Dios ve todos nuestros pensamientos, hasta los más secretos, y todas nuestras acciones e incluso los motivos de estas acciones, ¡entonces seremos más cuidadosos con la manera en la que vivimos!...

»Se dice que hay que temer a Dios para no pecar. Pero yo no estoy de acuerdo. Cuando elegimos el bien en vez del mal motivados por el miedo —Dios ve ese miedo en nosotros en lugar del amor… Tales decisiones no mejoran nuestros destinos…

»¡La pureza del alma ante Dios debe mantenerse no a causa del castigo que puede acontecer luego de las acciones y pensamientos pecaminosos! ¡Nuestras intenciones no están ocultas de Dios, no podemos esconderlas de Su Vista!

»Pero si Dios ve mis imperfecciones, debería avergonzarme por eso. Y es indecente para el alma vivir en la vergüenza y en la desgracia…

»Si alguien sabe que él o ella ha pensado mal o ha hecho algo erróneamente y esto ha sido vergonzoso frente a Dios, ¡entonces esta persona va a tratar de no pecar la próxima vez!

»¡Es importante evitar que aparezca la falsedad en nosotros! Hablo de esa falsedad que nos hace ciegos en frente de nuestras fallas… ¡Cuando tal falsedad aparece en nosotros empezamos a ignorar la suave voz de nuestra conciencia y tratamos de justificarnos a nosotros mismos, echándole la culpa a los que están alrededor!

»¡Al contrario, cuando realmente empezamos a anhelar corregirnos a nosotros mismos como almas es una gran dicha para Dios! Dios comienza entonces a trabajar junto con nosotros, ayudándonos a mejorar.

»Mientras que no sabemos que Dios nos observa constantemente es probable que consideremos como iguales el mal o el bien que se nos ofrecen… Las almas que viven así viven muy lentamente como si estuvieran dormidas o ciegas y sordas… Y no se benefician mucho de una vida así…

—Dígame padre, usted, ¿para qué vive? ¿Vive sin ver el mal, las mentiras y los crímenes? ¿Cómo puede perdonar todas las cosas horribles que suceden alrededor?

—No puedo responder a todas tus preguntas…

»Tienes muchos reproches hacia las personas que se llaman a sí mismas siervos de Dios. Quieres hablarme sobre lo que sucede en las diferentes religiones, sobre todas esas cosas que hacen tambalear sus propios principios, y esto es lo que constituye tu incredulidad, como la llamas. ¡Pero Jesús dijo lo mismo sobre la fe de los escribas y fariseos! ¡Lo que piensas no es nada nuevo! ¡Los “escribas y fariseos” no han desaparecido!...

»Mira, la pared de esta celda ha sido mal construida; incluso se ha rajado. Quizás el albañil no era bueno. Quizás es a causa del tiempo, que inevitablemente destruye las construcciones materiales de las personas… ¡Cuántas iglesias de diferentes confesiones fueron construidas por las personas! ¡Es imposible contarlas! Muchas de ellas fueron destruidas hace mucho tiempo; muchas otras se construirán…

»¡Sin embargo, sólo el templo que construimos en nuestro corazón espiritual es indestructible! ¡Allí existe el verdadero trono del Señor frente al cual podemos hacer nuestros sacrificios: los vicios a los cuales hemos renunciado para no pecar más! Estos vicios son el orgullo, la envidia, la ira, la condenación, la pereza, la tristeza, la vanidad y la falta de atención a los demás, entre muchos otros…

»¡El corazón espiritual es el altar en el cual se enciende la lámpara del amor eterno!

»¡Y sólo el alma que se ha purificado de la maldad puede trabajar para Dios! ¡Este es nuestro primer regalo perfecto para Él!

»En este caso las reglas de la vida, establecidas por las leyes de las personas, son reemplazadas por las Leyes de Dios que sólo podemos y debemos entender con nuestro amor del corazón.

»¡El Amor de Dios no tiene fronteras y no hay poder que pueda obstaculizar la Voluntad de Dios!

»¡Nosotros, como almas, podemos abrirnos a Dios! ¡Podemos abrir nuestros corazones de manera que se llenen con Su Amor! ¡Sólo habiendo conocido esto seremos capaces de ver y recibir las pruebas de que siempre hemos estado frente a los Amorosos Ojos de Dios!

»¡Sólo entonces el orgullo humano se rinde!

»Por el momento, los pensamientos acerca de lo justo y lo injusto arden en tu mente…

»En vez de eso, la paz y el amor deberían estar en tu corazón espiritual, ¡pero sólo podrás obtenerlos cuando abras tu corazón espiritual limpio al Cristo y el Cristo entre en él!

»… ¡Sí, todos pueden cambiar su mente condenatoria con la ayuda del Amor de Dios que todo lo perdona!

»Algo similar a tu situación me sucedió a mí.

»Yo estaba buscando la justicia entre las personas. Esperaba que ellos comenzaran rápidamente a poner en práctica las Enseñanzas de Dios tan pronto como oyeran Sus Palabras…

»Y cuando ellos se comportaban contrariamente a como yo había soñado la desesperación me abrumaba algunas veces. No sabía qué hacer al ver la hipocresía incluso entre los “pastores” y al no lograr cambiar nada en las almas humanas… Y rezaba ferviente y apasionadamente pidiendo a Dios que me ayudara y me dijera cómo vivir.

»Entonces por primera vez vi a Jesús y escuché de Él sólo dos palabras: ¡HUMILDAD y GRATITUD!

»Comprendí al Señor Jesús y humillé a mi orgullo… Y después aprendí a aceptar todo lo que viene a mi vida con humildad y gratitud.

»Mucho cambió cuando aprendí esto, dado que el gran amor crece en el alma cuando ésta entiende qué significa la verdadera humildad y la practica. En este caso, la gratitud por todo lo que el Padre Celestial envía llena el corazón espiritual. ¡Esta gratitud se hace extensiva a todos los seres a través de los cuales una u otra cosa llega desde Dios!

»¡En ese momento mi mente ingobernable fue reemplazada para siempre por el gran silencio de mi corazón espiritual!

»¡Desde entonces vivo así, entendiendo lo que puedo entender y haciendo lo que puedo hacer por la gloria del Señor!

»Y cuando esté listo, Dios me revelará lo que no sé y me enseñará a hacer aquello para lo que no tengo fuerzas aún…

»Vivo, siendo libre, entre las reglas que coartan la libertad y trato, en la medida de mis fuerzas y entendimiento y estando siempre en armonía con la Voluntad de Dios, de manifestar Su Amor Todopoderoso…

»Esto es lo que puedo enseñarte si te quedas conmigo.

»Esto no puede lograrse durante una sola conversación, sino durante una vida monástica en interacción constante con Dios.

»Y lo que yo no pueda enseñarte, Dios te lo enseñará…

»De lo que no esté en mi poder cambiar o no esté cubierto por mi entendimiento no hablaré… Y cuando tenga el entendimiento y el conocimiento de Dios acerca de qué decir y cómo actuar se me concederá el poder para realizar los actos de transformación…

»¡Vivir de acuerdo con la Voluntad de Dios trae una gran felicidad al alma!

»La humildad purifica al alma del egoísmo y del orgullo y después de eso llega el entendimiento y el perdón.

»¡La Fuente Infinita de Amor se abre entonces en el corazón espiritual expandido!

»¡El que ha encontrado esta Fuente en las profundidades de sí mismo-alma, en las profundidades del corazón espiritual conectado con Dios, ya no se entristece por lo externo! ¡Esta persona ha obtenido la gran felicidad porque los Cielos fueron abiertos aquí en la tierra para él o ella! ¡Y Dios está siempre con y dentro de esa persona!

»Este es el Camino monástico.

»Así es como vivo y sirvo al Señor. Así es como trato de ayudar a las personas. ¡Si algún alma se enciende con amor, es similar a encender una vela para la gloria de Dios! ¡Y después de esto esas almas brillarán, iluminando todo alrededor! ¡Y otras almas serán capaces de recibir de ellas las chispas del amor!

* * *

Nicolás estaba sorprendido al darse cuenta de que a medida que el anciano hablaba, él no escuchaba sólo palabras. Un entendimiento particular estaba entrando en él, ¡y recibió las respuestas más importantes a todas las preguntas que él deseaba hacer!

Un calor inusual y completamente nuevo llenó su pecho desde adentro… Él se dio cuenta de que su vida podría empezar «de nuevo», como si todo lo que había pasado no fuera más que un borrador… Ahora él se erguía como un alma desnuda frente a Dios, no sólo frente al sabio anciano, sino frente al Gran e Infinito Poder Divino, El Cual controla todo y Que, al parecer, siempre había estado cerca…

¡En ese momento él supo con seguridad que el amor del corazón que sentía era la verdadera lámpara que ilumina todo el Camino hasta el conocimiento completo de la Verdad!

Era como el hijo pródigo que vuelve con su padre amoroso.

Ahora él estaba completamente listo para comenzar una nueva vida, la vida en la Palma de la Mano de Dios, ¡la vida para Dios!

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