La primera parábola:
¡Cede el paso a la hormiga!
El archivista de la librería imperial llamado Lao Tsé caminaba por un sendero y reflexionaba sobre aquello que había leído ese día. Estaba completamente absorto y no miraba bajo sus pies.
De repente, oyó las palabras: «¡Cede el paso a la hormiga!».
Lao Tsé miró abajo y vio que su pie estaba a punto de pisar a una pequeña hormiga-trabajadora que se apresuraba camino a su hormiguero. Lao Tsé cuidadosamente dio un paso por encima de la hormiga y miró atrás para ver quién le había hablado, ¡pero no pudo ver a nadie alrededor!
—¿Hay alguien aquí?
—¡Sí! —un Interlocutor invisible le contestó.
—¿Quién eres?
—¡Tu Maestro!
—¿Eres el Inmortal Que ha conocido a Tao?
—¡Sí!
—¿Por qué no puedo verte?
—¡Porque estás mirando alrededor sólo con los ojos de tu cuerpo e incluso olvidas mirar debajo de tus pies!
—Entonces, ¿cómo puedo verte?
—¡Es necesario mirar con los ojos del corazón espiritual!
—Pero ¿cómo?
—¡No te apresures! Vamos por partes. Estábamos hablando sobre la hormiga…
—¿Eso importa?
—¡Sí! ¡Todo tiene su significado y predestinación! La vida de cada hormiga, cada gusano, cada ave y cada planta no es una «casualidad sin sentido». ¡Ellos, así como tú, están aquí por la Voluntad de Tao! ¡Sus vidas también contribuyen al desarrollo del universo! Y aquel que no ha aprendido a respetar la vida de cada criatura encarnada no podrá dar el siguiente paso en el Camino del conocimiento de Tao.
»¡Parece que ahora muchas personas en la Tierra han recaído en la locura! ¡La crueldad comenzó a reinar en el mundo! ¡Ellos matan a los animales, devastan nidos de aves y pescan todos los peces en lagos, ríos y mares para comer su carne! ¡Ellos destruyen árboles cortándolos y quemándolos sin necesidad! ¡Esta exterminación sin sentido de las inocentes criaturas hace que la crueldad se transforme en una “norma”! ¡Tales personas han comenzado a considerar lo dañino como “beneficioso”! ¡En cambio, aquello que es realmente beneficioso “no tiene ningún sentido” para ellos! ¡Así se pierde la Verdad! ¡Así se pierde la memoria de la Armonía puesta por Tao en la Ley de existencia y de desarrollo de todo! ¡Tal comportamiento de las personas es contrario a sus propios intereses reales, pero ellas no saben acerca de esto!
»¡Con todo, las personas pueden empezar a corregir sus vidas siguiendo los principios del Amor y de la Armonía!
»Y tú, si quieres, puedes ayudarles a que lleguen a conocer sobre la Ley de Tao, sobre los principios según los cuales las personas deben vivir en el universo. Aquel que conoce esta Ley puede obtener tranquilidad, alegría y armonía en su vida.
—¿Por qué me elegiste a mí?
—¡Nos vinculan muchas cosas de tu vida pasada en la Tierra! Un poco más tarde, te recordaré las más importantes.
»¡Quien ya ha recorrido el Camino entero puede fácilmente recordar todo! ¡Necesitarás muy poco tiempo y esfuerzos para esto!
—¿Por qué he nacido aquí otra vez? ¿Por qué no recuerdo los escalones del camino?
—Has venido a esta encarnación con una predestinación especial. Tienes una tarea: ¡debes ayudar a un gran número de personas a aprender acerca del significado de sus vidas y acerca de cómo vivir de una manera correcta! ¡Escribiremos juntos un libro sobre Tao y Te! ¿Estás de acuerdo?
—¡¿Cómo puedo decir «no» a Dios?!
—¡Muy fácilmente! Muchas personas lo hacen todo el tiempo apartando sus miradas de lo Celestial. Ellos miran sólo las ganancias de la vida material y así caen prisioneros de las cosas materiales…
»Entonces, ¿estás de acuerdo en ayudarme?
—¡Sí! ¡Con gran gozo!
—¡Te tomo la palabra, ya que esto no será fácil!
—¡Permíteme verte! ¡Dime Tu Nombre!
—Mi nombre es Huang Di. ¡Soy —por siempre— tu Maestro! ¡He sido tu Maestro hace muchos siglos cuando vivías en un cuerpo cerca de Mí y aprendías de Mí!
»¡Ahora estoy también dispuesto otra vez a estar contigo hasta que tú lo quieras, aun hasta el último aliento de tu cuerpo!
»¡Podemos hacer algo útil en la Tierra! ¡Tú escribirás un libro y Mis antiguas Enseñanzas sonarán de nuevo para la gente de China! ¡Tus palabras, como flechas desde la Morada del Conocimiento Secreto, llegarán, durante miles de años, a los blancos destinados!
»Esto no significa que emperadores y generales comenzarán a seguir nuestros consejos inmediatamente, ni tampoco que los campesinos, funcionarios y comerciantes cambiarán rápidamente sus vidas de acuerdo con los principios sabios. ¡Sin embargo, aquellos que los escuchen y los comprendan tendrán la posibilidad de encontrar el Camino del conocimiento de la Grandeza de Tao y recorrerlo hasta el final!
¡Lao Tsé escuchaba a Huang Di y se sentía como si estuviera naciendo de nuevo! Aquel amor que une al Maestro con el discípulo lo inundó con Tranquilidad y Éxtasis. Lao Tsé vio la suave Luz irisada Que brillaba como los rayos del sol en la transparencia pura del agua y Que había tomado la forma del Gran Maestro Huang Di.
Lao Tsé quería lanzarse a los pies del Maestro, pero su facultad de ver a Huang Di desapareció tan repentinamente como había aparecido.
—¡No te aflijas! ¡Es suficiente por hoy! Continuaremos mañana. Ahora descansa…